viernes, 1 de junio de 2007

El testimonio de una terapeuta sobre la problemática del ictus (Ilustrado por Rubén Lamagni)


Los miembros de este Club seguramente habrán tenido que iniciar, luego del Ictus, el tratamiento de rehabilitación. Habrán comenzado a ser atendidos por algún terapeuta, y ocupado de esta manera, y por un tiempo, el lugar de "paciente”…Y, como en otras situaciones de la vida, en donde se necesita del servicio de un "especialista”, la experiencia de cada uno ha de ser única, dependiendo, en este caso y entre otros casos, del terapeuta que le ha tocado en suerte...

Es desde el lugar de terapeuta que escribo…
Para quienes trabajamos desde hace tiempo en la atención de personas "post ictus”llega a convertirse en una realidad familiar, digamos cotidiana. Todos los días vemos , hablamos, tocamos, escuchamos personas que tienen dificultades para moverse , para caminar o para hablar, o que tienen una labilidad emocional que lloran ante la primera palabra…
Se transforma con el tiempo en una realidad conocida y que es vivida desde un Otro, que no se conoce, que no llega a implicar, al menos al comienzo, desde lo afectivo. Pero como terapeutas que elegimos esta profesión estamos llamados a Comprender.
Lo que para nosotros es una realidad diaria (y es bueno aclararlo ya que en ocasiones los terapeutas nos olvidamos) no lo es en absoluto para la persona que ingresa a tratamiento y su familia. Es posible si, que todos ellos vivían ajenos a esto” que hoy les toca”…realidad que hoy comienza y cambia en muchos casos la vida de todos. Un cuerpo que se siente diferente, una nueva forma de moverse, a veces de hablar, de mirar, de sentirse mirado, al principio una sensación de vulnerabilidad impensada…
Los roles se modifican por un tiempo, la rutina, las tareas, los horarios, la silla, la cama, las zapatillas…
Encontrarse de repente y sin ningún aviso, horas en la semana concurriendo a tratamiento, a distintos tipos de consulta, leyendo nuevas y ultimas terapias posibles…todo con un único fin : que les devuelvan algo” de aquello que un día puntual se extravió, y con lo que hoy no se encuentran”.
Pero no siempre se vuelve de la misma manera que la persona espera, no siempre encuentra, no siempre se recupera en la medida que se desea…
¿Cómo aceptarlo? ¿Cómo adaptarse? ¿Cómo seguir entonces?
Son preguntas que están, y que para cada uno tiene un peso diferente, una búsqueda, un camino.

Mientras algunos se han quedado en ellas, son mas las personas que han podido ir encontrando las respuestas, han continuado y se han reencontrado con poco o mucho de lo extraviado que hizo que pudiera seguir teniendo significado cada día.

La intervención del terapeuta puede orientarse a esto, cada disciplina puede apuntar a ese encuentro”. Solo es necesario una actitud de compromiso con la realidad del Otro, solo así se puede aportar a ello, y solo entonces el trabajo Vale”.

…pero…todos sabemos que esa “actitud de compromiso hacia el Otro” en estos tiempos escasea…

T.O. Mariana

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