jueves, 13 de marzo de 2008

JOAQUIN SABINA, UN INTEGRANTE DEL CLUB


Volvió a la actividad después de una enfermedad que lo sacó del ruedo y lo hizo sentir que nació de nuevo. Fue un ictus, que lo devolvió a las lecturas, los amigos y un modo de vida más íntimo. Acaba de sacar un disco y está especialmente contento con la recepción que tuvo su libro de poesía: sonetos, nada menos
Nació en Ubeda, en 1949, pero después nació varias veces. Dice que le copió esa frase –”Nací en Madrid, a los 27 años”– a don Benito Pérez Galdós, aquel canario que dejó su tierra para nacer otra vez en la capital de España. “Fue”, dice Joaquín Sabina, barba recortada y negrísima, un whisky poderoso en un vaso cuyo cristal parece una armadura transparente, “para presentar un concierto en Las Ventas. Había leído que Galdós dijo ‘yo nací en Madrid a los treinta y tantos años’, y me pareció que tenía la dosis exacta de demagogia como para ganarme el aplauso general”. Esta vez, cuando ironiza el poeta de Ubeda, tiene en su mirada, aún nublada por la incertidumbre de aquella enfermedad que le interrumpió la vida por aquel instante, un deje esencial de melancolía. Como si hubiera algo dentro de los estanques del miedo. Agrega: “A mí me gustaría decir que he nacido siete veces, pero he nacido tres”. La última fue después del ictus que tanto susto le dio: “Volví a nacer otra vez. También en Madrid”. Hace poco este hombre renacido, eufórico a ratos, pero poseído por el miedo de vivir, ha sacado otro disco al mercado, Diario de un peatón. Triunfó con la poesía, su libro de sonetos Ciento volando se ha vendido como pastillas, su vuelta a los escenarios (los poéticos y los musicales) fue rutilante; él cree que se ha exagerado. Primero que nada habla ahora de aquel momento, hace algo más de dos años, cuando la salud lo echó a un lado.
–¿Qué es, qué le pasó?
–Es un ictus que puede o no dejar secuelas. A mí no me ha dejado secuelas. Me recuperé inmediatamente. Pero sí te deja una especie de inseguridad interna, una especie de miedo, también mezclado con la euforia de seguir estando vivo. Y a mí además me dejó... me hizo cambiar de vida. La nariz ahora sólo me sirve para respirar, que ya es mucho.
–¿Cómo es el miedo?
–El miedo es una cosa muy fea. Hace que lo que hacías habitualmente con la mayor desfachatez y con la mayor alegría ahora te lo pienses un poquito... Para bajar las escaleras miras al escalón. Antes las bajaba corriendo. Ahora también las puedo bajar corriendo, pero miro el escalón.
–¿Le perjudicó mucho ese miedo?
–Creo que sí, me ha dejado un poco tocado.
–¿Y en qué se manifiesta?
–Es una sensación horrible. Se manifiesta en el propio miedo, en la inseguridad, sobre todo en la inseguridad.
–¿Qué lo ha salvado?
–Los amigos, las aficiones, los libros, la guitarra...
–Parece que la amistad es para usted un redescubrimiento.
–Lo ha sido. Es que últimamente he cambiado de grupo de amigos. Los tenía de antes, pero no los veía tan a menudo como ahora. Y la verdad es que me han cobijado, me han arropado, me han dado muchísimo amor, me han emborrachado, me han hecho reír. Y hacía tiempo que no tenía un núcleo de amigos que calentaran tanto el corazón.
–¿Qué pasaba antes con la amistad? ¿Acaso la daba por garantizada y no la cultivaba?
–No, lo que pasa es que yo andaba en los bares. Me pasaba la vida, la noche en los after hours... Los amigos de los bares son los que encuentras en cada bar. Están ahí. Vas cada noche y los ves. Y son unos borrachos encantadores con los que se pierde el tiempo gloriosamente. Ahora son amigos infinitamente más productivos, y no los encuentro en los bares, sino que vienen aquí o yo voy a sus casas.
–Ya no va a los bares...
–No, no. “Ya no cierro los bares, ni hago tantos excesos, cada vez son más tristes las canciones de amor.”
–De todos modos, lo que sí es cierto es que en este tiempo en que se recuperó de su ictus ha hecho muchísimas cosas.
–Sí, pero ha sido mucho del cajón. Es decir, yo tenía algunos sonetos guardados, escribí otros y publiqué un libro. Luego recopilé las letras de las canciones y publiqué otro libro. He hecho dos discos mitad del cajón mitad nuevos. Pero no ha sido exactamente trabajo de este año, sino más de recopilación que de otra cosa.
–Ha sido acogido de nuevo a la vida con un enorme entusiasmo.

Por Sol Alameda

(Extraído de Avizora Publicaciones, Reportajes y Entrevistas )

martes, 4 de marzo de 2008

Y LAMENTABLEMENTE NOS FUIMOS DE VACACIONES...






















UN LEHMANN CON COLMILLOS




LA FILOSOFIA PERDIDA por Pattie Rodelli