El otro día hice un ejercicio mental, pensaba instalar un jardín para que lo aprovecharan mis nietos, como lo había hecho conmigo mi abuelo. Saqué las baldosas, saqué también la cobertura de mescla, ya muy endurecida por el tiempo, tuve que sacar restos de cascotes de ladrillos, y al final, en el pozo que había hecho, pude encontrar un tesoro… Latinoamérica, tierra en la cual plantar las simientes para el jardín.
Reflexionando un poco, sacando lo que nos impide ver (baldosas, mescla,
etc.) o si prefieren divisiones territoriales (nacionales, provinciales, etc.),
esta realidad obvia que nosotros no acostumbramos a ver, (que no está demás
decirlo) que nos han educado para no ver, se hace evidente a la luz de los
hechos.
No es que de buenas a primeras, nos levantamos una mañana con el “dogma”
del “internacionalismo proletario” o algo por el estilo. Desde ya sabemos que
somos seres humanos y por ende esto nos hermana con cualquier otro humano del
planeta, y si lo analizamos, con cualquier ser vivo, inclusive, del universo.
Estamos interrelacionados, nos demos cuenta o no. Venimos de un mismo
principio, y no podemos conjeturar el final, pero podemos deducir que es una
evolución constante, por supuesto, aunque uno no se dé cuenta… Cuando miro el
cielo nocturno, tiendo a pensar lo insignificante que somos en nuestra vida de
humanos, y me alegro que en mi condición pueda tener memoria y conciencia de
esto.
Bueno, vamos a dejar la filosofía universal a un lado, y vamos a
aterrizar en Santa Fe Argentina 2013 Era cristiana, porque nos manejamos aún
con el calendario Gregoriano, porque no sé si saben que hay otros calendarios
para medir el tiempo, inclusive hoy vigentes. Se dio una situación el año
pasado con el calendario Maya… ¿No se si se acuerdan?
ANALIZANDO LA OBVIEDAD
Si nos detenemos a analizar nuestros trabajos, me refiero a los
originales que hacemos los miembros del Círculo de Dibujantes de Santa Fe (en
particular), veremos en su mayoría que son regionalistas o casi localistas, por
su lenguaje, contemporáneos, ocurren en presente, y urbanos, transcurren la
mayoría en un cotidiano de ciudad. Y de ciudad chica, no de una metrópolis, un
ciudad del interior, casi de entre casa.
Estamos muy, pero muy lejos de tener una óptica y un planteo imperialista.
A nuestros “personajes” no les interesa gobernar el mundo, ni las galaxias, u
otra obsesión de esas a las que nos tienen acostumbrados los autores de otras
partes. Es más, si Spiderman (hombre araña) fuera santafesino, al colgarse de
la red sólo conseguiría un movimiento pendular, por aquí hay pocos edificios…
Cucaracha-man es lo que más se adecua a nuestro paisaje, o Mosquito-man, que
también está mejor para estas tierras.
Todo esto viene a analizar lo obvio, para saber a ciencia cierta, donde
estamos parados, en qué lugar estamos y hacia donde queremos ir.
A
modo de ejemplo, en nuestros últimos días de presentación de nuestros libros y
material audiovisual, nuestro editor (Editorial EH!) vino muy entusiasmado con
la idea de llevar a “la capital” nuestros libros… Lo miré fijo a los ojos, pité
el cigarrillo, y entre el humo, espeté… sí, algunos van a ir para allá. Él no
había hecho los cálculos demográficos necesarios. Esto viene de la necesidad
(impuesta) de trascender, de “llegar a la capital”, y otras mentiras y
deformidades que la antigua cultura pro-europea nos ha metido en nuestras
“cabecitas negras”, la supuesta trascendencia que propone dejar el territorio,
como periferia e ir al contra… Es como mínimo un error de ubicación y un error
estratégico. Primero hay que afianzar la aceptación local, que esto lo hemos
logrado a fuerza de sacrificio y trabajo, después el territorio provincial,
sobre todo el centro norte, y sobre todo, si ellos quieren. No se trata de
invadir y colonizar, la cosa pasa por trabajar juntos, de alguna manera,
incentivar a otros y crear redes.
Por ahora lo dejamos acá, porque si no, nos van a acusar de megalómanos
o algo por el estilo… el camino nunca termina.
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